Mierda, anoche me quedé hablando con Carlos hasta las 3 de la mañnaa y hoy tengo muchísimo sueño, no sé que tiene ese niño pero puedo pasarme horas hablando con él y cuando me doy cuenta es tardísimo. La verdad es que se está convirtiendo en un apollo fundamental para mí. Me da muchísimos consejos aunque no los llevo a cabo muchas veces...
Por fin logro levantarme de la cama, perezosamente me lavo la cara, recorro el largo pasillo hasta llegar al salón, donde está Sara viendo los dibujos, típico, me recuerda a cuando nos sentábamos las dos a ver películas de disney a las 8 de la mañana y así cada finde, ella tan solo tenía 3 años y yo 8...y eramos felices, las espectativas cambiaron con el tiempo, crecimos, yo más, admito que he sido yo la que me he apartado de todos, pero siento frialdad...y no sé el porque, como de costumbre. Aunque me gustaría volver a hacer esa niña pequeña que se preguntaba como sería de mayor...o cuando soñaba en ser princesa, o en tener poderes mágicos, o cuando pedía deseos a las estrellas, cuando el mayor problema era no saber que historia inventarme para volver a jugar...
Le sonrío tiernamente y Sara me saca la lengua, sigo hasta la cocina donde mi madre empieza su cuestionario matutino. ¿Desayunas?, ¿Has dormido bien?, ¿Qué vas a hacer hoy?, ¿Estás de mal humor? ... y a todas esas preguntas, no- no sé.
Regreso a mi habitación, me siento en la cama. Empiezo a pensar. Me doy cuenta que ya no estoy tan segura de si lo que hago es lo correcto. ¿De verdad quiero a Luis tanto como creo?, ¿O es porque he estado tanto tiempo sola?, ¿No me atrae nadie más que él?, ¿Y si él no es mi destino...? Tal vez no sea con quien deba estar...tal vez sí, tal vez dentro de algunos años esté en una playa desierta...con él, con nuestras manos enrredadas, y nuestras sonrias, el agua en nuestros pies, el sol y nuestros labios besándose de vez en cuando...la suave brisa del mar...y nuestros corazones latiendo como uno solo.... sonrío, pero derepente me viene la imagen de Carlos. Ese chico al que nunca he visto, nunca he oído su voz, ni sé nada en realidad de él. Pero...al pensar en él, me remuevo por dentro.¡Basta! Me levanto y cojo el teléfono. LLamo a Ana. Buzón. Qué raro. Ya no tiene tiempo ni para 5 minutos de teléfono. LLamo a Claudia.
-Hola, ¿está Claudia?
-Hola. Sí, pero no puede ponerse.- Es su hermana, Verónica. - VERÓNICA, ¿ES PARA MÍ?- oígo a Claudia de lejos.
-Mmmm...sí, pero lo siento, no te lo voy a pasar. Adiós.
Cuelga. Me siento en la cama. Valla dos. No las comprendo. Aunque a veces me hacen reir sus peleas.
Suena el teléfono.
-¿Si?
-Hola, mi hermana es estúpida.
-Jajaja siempre estáis igual.
-Pues sí, jajaja. ¿Cómo estás?
-Pues aquí...más o menos. ¿Y tú?
-¿Qué te pasa?
-Ais...no lo sé Clau, si lo supiera...estoy echa un lío. No sé nada de Luis desde el jueves...y hoy es domingo. Ni si quiera un sms, ni un toque. NADA.
-¿Por qué?, ¿estáis peleados?.
-Que yo sepa no, pero como él se molesta por nada...
-No me parece nada bien como te trata a veces. No debería prohibirte nada. Ya vi que no tienes tuenti.
-Si... me lo cerré porque no quiero problemas con Luis Básicamente.
-No lo comparto Yane, tú sabes perfectamente lo que tienes o no que hacer, no tiene porqué mandar en tí.
-No me importa no tener tuenti, enserio... no me aporta nada el tenerlo.
-No es eso, es que es simplemente el que a ÉL no le guste y ya tú vas y lo quitas. Es un posesivo y un celoso, ahora mismo no te va a dejar salir de tu casa.
-Exagerada.... no quiere que me hagan daño...quiere que sea una chica decente.
-¿Y no lo eres?
-No me he parado a pensarlo...
-Pues párate a pensarlo... eres una chica estupenda, agradable, graciosa, guapa, amable, cabezota...pero tonta. Eres tonta de remate...yo pienso que no sabes tomar tus propias deciciones, ni aceptar las réplicas....deberías escuchar más...a veces. Y no dejarte llevar tanto por las opiniones, escucha pero decide por ti misma...
-Bueno, si soy tonta..soy tonta y punto.
-Yane...todos tenemos problemas, pero créme, todos acaban. Me tengo quee ir, tengo comida familiar. Hablamos después, un beso.
Cuelga sin darme tiempo a despedirme. Vuelvo a tumbarme en la cama y le doy un toque a Luis. Pasan 5 minutos. Nada, 15 minutos. Nada, 20, nada. Rompo a llorar como una niña. Odio sentirme así, en días como estos me hace falta una tableta de chocolate y un amigo.
Dani. Lo llamo
-¿Yane?
-Necesito un amigo.
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