domingo, 8 de julio de 2012

Ni fu ni fa.


El verano está a punto de comenzar. Ya empieza a salir más a menudo el sol, se cambian las botas por sandalias, los abrigos por bañadores… cosas típicas del verano.
Hoy es sábado y hace calor, pero siento que me despierto con un dolor en el pecho, como si supiera que algo malo está a punto de pasar. Me levanto de la cama y deambulo por el pasillo. Me encuentro a papá en la escalera y me saluda con la cabeza. Sara me mira con atención, como si tuviera algo sorprendente. Mamá a salido de compras, así que llegará tarde. Nunca está en casa, así que ya es costumbre. No me apetece desayunar, aunque mi madre me haya dejado el vaso y la leche encima de la mesa de la cocina. Noto que papá me está mirando de reojo, por si decido desayunar. Vierto un poco de leche en el vaso y lo meto en el microondas. Veo como mi padre suspira, y se marcha de la cocina. No me bebo el vaso y tiro el líquido por el fregadero.
Inesperadamente, Sara, está en la cocina.
-¿Te gusta estar enferma?- me sorprende esa pregunta.
-No estoy enferma, ¿me ves cara de enferma?.
-No sé, he oído a mamá hablar con papá de que a veces no comes. En el colegio nos dicen que no comer es malo.
-Jajaja no estoy enferma, si no como alguna vez es porque no tengo hambre, pero eso no quiere decir que esté enferma.
-¿Y los vómitos? Te he oído vomitar muchas veces…
-Sara, eres pequeña, ¡no deberías preguntarme esas sandeces! ¡Vete a tu cuarto!
Se fue sin rechistar. Llamé a Luis.
-Buenos días amor.
-Hola.
-¿Qué tal?- me molesto ante su respuesta tan antipática.
-Estoy ocupado.
-No has contestado mi pregunta. Y ahora tengo otra. ¿Qué te pasa?
-Estoy enfadado.
-¿Por qué?
-Con que te quedas a dormir en casa de Dani, ¿eh? ¿Cuándo pensabas decírmelo?- Me quedo sorprendida, que yo supiese, no me iba a quedar en casa de Dani.
-Mm…que yo sepa, no voy a hacer tal cosa.
-¿A no? ¿Y el comentario de Ana diciendo que se lo van a pasar genial en pijama bailando y cantando en el karaoke en casa de Dani?
-Cari, no he visto ese comentario y tampoco me han comentado nada.
-Pues si no lo sabías, ya lo sabes. ¿Te quedarás?
-No lo sé, siempre me he quedado. Todos los años hacemos lo mismo, karaoke, cena, charlas… no veo porque te molesta.
-Ya sabes que no me gustan los relajos, y menos, en casa de un tío. ¿Qué clase de respeto es ese hacia mí?
-Creo que estás sacando las cosas un poco de quicio. Ya hemos hablado de esto muchas veces, Dani es mi amigo, lo conoces, ¡fue quien nos unió! Detesto cuando te pones así sin motivos, él nunca te ha dado motivos para ponerte así.
-No hace falta que me los de, es un tío como otro cualquiera. Si te quedas me decepcionarás y no podré confiar más en ti. A saber la de cosas que harán allí.
-¿Qué te crees que voy a hacer?, ¿Liarme con Dani? Porfavor….
Ten un poco de confianza en mí, nunca te he fallado.
-Lo siento, esto me sobrepasa, hablamos en otro momento, piénsate las cosas. Después te llamo.
Cuelga, así, sin más. Cada vez que discutimos me odio a mi misma por ello. De alguna manera, hace que me sienta que no esté segura de que merezca ser amada. Ese mal presentimiento al despertarme era cierto, aquí estaba, sentada en la cama, con el teléfono en la mano y sin saber qué hacer.
Marco el número de Ana, lo borro. Marco el de Dani, lo borro.
Marco el de Claudia, llamo.
-Hola.
-¡Hola! ¿Cómo estás?
-Ahí ahí. Oye, ¿qué es eso de que nos quedamos en casa de Dani?
-¡AH! ¿No te lo han dicho? Pues eso, que nos quedamos en casa de Dani en plan fiesta de pijamas. Nos lo pasaremos genial.- La escucho hablar un rato sobre las cosas que haremos ese día. Pero me distraigo y pienso si sería una buena idea que fuese. Interpreto, por la reacción de Luis que, obviamente no quiere que valla.- Yane, ¿me estás escuchando?
-Ehmm… sí, sí. Pero yo no sé si iré. Me tengo que ir, luego hablamos.
Cuelgo. Clau llama 3 veces. No se lo cojo.
Papá está tardando demasiado en llamarme para comer. Ojalá no se acuerde. Miro la estantería que hay enfrente de mí. Hay una figurita de la boda de mi prima, esos recordatorios que no tienen sentido, son feos, y todos tiramos en menos de un año.
Recuerdo que en esa boda todos me decían lo preciosa que estaba con mi vestido azul. El compromiso que tienen las personas al no decir la verdad. Porque nadie te va a decir: ‘’¡Oh!, pero que mal te sienta ese vestido’’. Nadie. Algunos te verán preciosa y otros solamente mentirán.
Papá viene a mi cuarto. Abre la puerta y se sienta en el borde de mi cama. Trae una bandeja con trozos de pizza, un vaso de coca-cola y pastel de arándanos. Lo miro, su cara transmite una sensación de tristeza. Espera que no le rechace la comida que seguramente, a preparado pensando en que esta mañana he desayunado y quizás hoy si tenga ganas a comer.
-Te he preparado la comida que te gusta…
-Muchas gracias papá. Seguro que esta deliciosa.
-¿Puedo comer contigo?- Sé que es una excusa para ver que sí que me como la comida, y no por el simple hecho de disfrutar de mi compañía.
-Sí, claro.
Comenzamos a comer. La verdad es que está riquísima la comida.
-¿Qué tal las clases?
-Bueno. No sé cuantas me quedarán.
-Este año te has dejado ir… apenas te he visto coger un libro.
-¿Me has estado espiando?- le sonrío. Esta sonrisa le llena, y sonríe también.
-¡Oh no! Pero, ya sabes, mamá siempre está pendiente de todo eso… Solo digo que, vas a tener que esforzarte más.
-Lo sé papá.
Se marcha de mi habitación.  Luis dijo que me llamaría y aun no lo ha hecho. Cojo el teléfono y lo llamo. No me lo coge. Lo llamo otra vez. Tampoco. Otra. Nada. Otra. Apagado.
No sé cómo describir el estrés, el aburrimiento y la confusión de estos 3 días. He estado todo el fin de semana encerrada en mi habitación, acostada en la cama con el móvil en la mano, y no, no a sonado en ningún momento. Papá me ha oído llorar, vi su cara triste al ver que no podía hacer que parase de llorar, y que aun peor, no le quería contar el motivo por el cual estaba llorando. Me detuve a pensar en cómo había envejecido mi padre. Entonces, empecé a llorar, con la certeza de que era porque estaba triste, pero en el fondo sabía que no era por eso, que todo era mucho más complejo. Creo que era la primera vez que era consciente de que lloraba por mi padre. Me daba pena, me  recorría la tristeza el pensar que hace mucho tiempo que no me pasaba la tarde con papá, haciendo tarta de arándanos y demás postres, o viendo una película en el salón de casa. Cosas pequeñas que me hacían ser feliz. ¿Por qué he dejado que se marchasen? ¿Con qué he reemplazado esos momentos? Sabía que mi padre era un hombre bueno y noble, y a pesar de que su vida no haya sido la más completa, ni la más feliz, había hecho todo lo que había podido por criarme. Jamás me había alzado la mano, y empecé a torturarme con esos recuerdos de todos esos días en los que él me había pedido hacer algo juntos, y yo, no había accedido por estupideces. Lamenté pensarlo y pensé en que estaría bien repetir esos momentos en los que estábamos juntos.
Me levanté y fui al baño, me lavé la cara y me recogí el pelo. Fui hasta la habitación de mi padre. Estaba sentado en la cama, doblando la ropa que mamá había dejado.
-Hola…
-¡Hola pequeña!
-Quiero hacer algo.
-¿Cómo el qué?
-No sé, podemos hacer como lo que hacíamos antes. Podemos coger una de esas recetas que guarda mamá, y pringar toda la cocina de harina y huevo. Y luego Sara querrá venir y tú le enseñarás también. Luego mamá se enfadará pero a nosotros nos dará igual porque después se alegrará del resultado…
-¡Oh!, cariño… ¿lo recuerdas?- en su cara se refleja una preciosa sonrisa y en sus ojos aparece un brillo.
-Claro papá… lo echo de menos.- no conseguí aplacar las lágrimas.
Me dio un abrazo. Sé que para él, era extraño, al igual que a mi darnos un abrazo. Pero sentaba bien, nos sentaba bien. Llevó a Sara a vestirse, escribió una nota a mamá y la dejó en la mesa de la cocina. Nos montamos en el coche.
-¿Qué les parece merienda y cine?
Sara empieza a gritar como una loca, diciendo qué película quería ver y donde quería merendar. Los tres nos reímos. En el recorrido escuchamos a Bruno Mars, papá se las sabe enteras, aunque no canta demasiado bien. Miro por la ventana, y entonces es cuando vuelve Luis a la mente. Miro el móvil. Sigue sin nada nuevo. Pienso si mandarle un sms, un intento…si no responde me rindo.
‘’Es hora de saber de ti… ¿no?. No olvides que te quiero’’- ENVIAR.
Ya está, he estado dando mi brazo a torcer. No me he dado cuenta de que el motor se ha parado. Vamos al McDonald’s, hacía siglos que no venía y tengo tanta hambre que hasta pido helado. Ya de las calorías me preocuparé más tarde. Sara parece entusiasmada con su regalo del ‘’Happy Meal’’.
-¿Quieres hablar?-me pregunta papá. Alzo la mirada, me doy cuenta de que tengo kétchup en los labios, me limpio.
-No lo sé… prefiero que no, quiero distraerme.
-Me parece bien, pero, no olvides que quien es de ley a casa vuelve.- acto seguido me guiña el ojo y le pega el bocado a su último trozo de hamburguesa.
Compramos entradas para el cine. Tras una hora y media salimos del cine. Sara está muy contenta por la película. No me apetece volver a casa pero ya es hora. Al llegar a casa me vibra el móvil.
‘’Todavía no estoy preparado para enfrentarme a esto’’
Es estúpido, saca las cosas de quicio. Llamo a Clau.
-¡No puedo más!
-¿Qué pasa?
-Luis, se ha enfadado por el cumple de Dani. No hemos hablado desde el viernes. Y me envía un sms diciendo qué aun no está preparado para hablar conmigo. ¿No te parece que está exagerando?
-Demasiado. Pero, ¿Quieres hablar de ello?
Quería decir que no, que no me apetecía hablar de ello. Pero había aprendido que los cuentos de amor como el nuestro, por llamarlos así, resultaban tediosos a la vez que predecibles, y a pesar de que todo el mundo pedía que le contaran los detalles, nadie deseaba escucharlos. Pero Claudia siempre estaba dispuesta a joderse por escucharme, y eso, eso era de admirar. Por ello le conté como me sentía de cabo a rabo, con más detalles de los que quizás debería haber contado. Me daba cuenta de lo duro que había sido guardar todos estos sentimientos en mi interior.
Cuando acabé, creo que ella ya sabía todo lo que le había contado. Me había advertido de que esto seguiría pasando. Y tiene gracia, porque al principio le encantaba Luis para mí.
-Te quiero Yane. Por eso te digo que debes ser más dura, es un consejo. Intenta descansar y mañana hacemos algo, ¿vale?
Me despido y cuelgo. Esa noche dormí logré dormir de un tirón, supongo que el cansancio no me permitió derrochar más lágrimas, y en realidad dormir así me vino bien. Ya mañana tendría tiempo para seguir con la tristeza..

lunes, 9 de abril de 2012

L

El cielo era claro y los rayos del sol se filtraban graciosamente en el agua cuando llegé a la casa de la playa d mi tía. Qué cómodos se les ve juntos mientras se pasan los platos de comida. Mi tío favorito desde niña viene a sentarse a mi lado en el sofá. Me da un fuerte abrazo, lo que me transporta a mi niñez, cuanto echaba de menos estos abrazos que te llenan de energía.  Hay montañas de comida. Papá ha preparado pavo, carne asada,  verduras al vapor y tarta de chocolate. Ha puesto su CD de ''Bob Marley''. Empieza a cantar como un niño, y yo no puedo evitar reírme a carcajadas.  Yo pensaba que mis padres no podía comportarse dignamente en público, pero esta vez me sorprendieron. Se comportaban tal cual son, no había tensión en el ambiente y eso hacía que yo y Sara estuviésemos a gusto. Mamá nos cuenta a todos cómo mi abuelo no aceptaba en un principio a mi padre. No le gustaba que mi padre fuese de clase trabajadora y le prohibían salir con él. Cuenta las millones de veces que mi padre se escapaba en la moto de su hermano y cruzaba la cuidad para poder ver a la salida del colegio a mi madre. Él ríe al recordarlo.
-En ralidad era una población pequeña, pero yo vivía en la otra punta...
-Ya, ya. Sabes que aunque hubieras vivído en Portugal, hubieras cruzado el atlántico para poder verme.- Añade mi madre. Cómo respuesta mi padre la besa. Me sorprende verlos besándose, no recuerdo la última vez que ví tal escena. Después de que mi familia y yo terminásemos de almorzar en la terraza de la casa, me puse a pensar en él. Se había convertido en una costumbre, una rutina, esto de cuando él no está, pensarle a cada instante del día. La tarde transcurre rápidamente. Hemos despejado la mesa y encendido el karaoke. Sara hace unos trucos de magia. Mi madre y mi tía, se pasan la tarde en el sofá con mi prima, Ely, respasando hasta el último detalle su relación con Manu. Incluso hablan de los partos. Papá se ha metido en una converzación demasiado íntima con su hermano. Sara y los demás niños corretean y se bañan en la piscina. Y yo no hago más que darle vueltas a la cabeza. Ya no se trata de si me gusta o no, o si le gusto yo a él, se tarta de mucho más. Del querer que le tengo, estoy absolutamente presa en él.  Me paso la tarde hojeando un libro que me ha regalado mi tío: ''20 pasos hacia delante''. Es de esos libros que te hacen replantearte las cosas, de pensar en tu vida y me gusta porque estoy contenta con la vida que estoy llevando, hasta ahora. Llevo dos horas sentada en esta silla del rincón, apartada de los demás. Sé que me aisla y sé que no está bien pero no sé de qué otra forma comportarme.
Se está haciendo de noche y papá ha encendido todas las luces. Saca cuencos con frutos secos y golosinas. He comido demasiado hoy, y las voces están volviendo a salir. Mamá propone que juguemos a las cartas. Me escabullo sigilosamente mientras ellos colocan las sillas. Estoy harta de paredes y estanterías. Estoy harta del ruido. Cojo mi jersey y salgo al jardín. Hace un poco de frío, pero el aire es puro. Siento como me entra en los pulmones, y eso me sienta bien, me relaja. Mientras camino por el gran jardín recuerdo que, una vez me dijeron que los seres humanos estamos hechos de las cenizas nucleares de las estrellas muertas.  Entonces, cuando muera seré polvo, brillo, llúvia. Si eso es cierto, quiero que me entierren justo aquí, debajo de este árbol. Renaceré como una flor de manzano. caeré en primavera, y seré roja y brillante, la más bonitas de las manzanas. En verano me comerán, alguien trepará por el árbolpara robarme, suducido por mi aroma, mi perfecta forma redonda, mi salud y mi aspecto lutroso. Al menos, en la vida de manzana quiero ser perfecta. Me doy cuenta de que acabo de inventarme una estúpida historia, ni siquiera creo en la reencarnación. Me doy la vuelta y me acuesto en la hierva; estiro los brazos, paso los dedos entre ella y respiro profundamente. En ese instante suena el móvil.
-Hola princesa. ¿Qué estás haciendo?.- Es Luis, me siento al escuchar su voz.
-Hola, te echo de menos. Estoy tumabada en el jardín, tenía calor.
-Jajajaja, ¿te has divertido?
-Bueno, al principio sí, pero luego ya sabes, cada loco con su tema...
-Ya te queda poco para venirte. Oye, ¿Estás viendo las estrellas?
-Sí, hoy se ven completamente bien...
-¿Ves esas tres estrellas en línea?. Es el cinturón de Orión.-Señalo a la punta del cielo, inconsientemente y cáigo en la cuenta de que él no puede verme.
-Oh, ¿cómo lo sabes?.
-Cuando era pequeño, mi padre me contaba historias sobre las constelaciones. Si enfocas con los prismáticos por debajo de Orión, verás una nube de gas gris gigante; ahí nacen las estrellas nuevas.
-Creía que el universo se estaba muriendo...
-Depende de cómo lo mires. También se está expantiendo. Cuando una estrella muere se queda su luz, o eso dicen.
-Como para nosotros, los recuerdos...
Lo oigo reir. Me parece una buena situación para contarle el miedo a que me olvide. Tengo un nudo en la garganta y necesito explotar. Él me escucha y hasta me dice que le gusta oir eso, que me importa. Le confieso incluso mi costumbre de escribir en las paredes cuando he pasado algo que ha marcado en mi vida. No sabía lo fácil que resulta hablar en la oscuridad. Cuando termino, él dice:
-No debería preocuparte que te olvide, Yane.-Luego añade-: Me ofrecistes un amor que nadie más me habia dado antes. Y una vez que recibes ese amor ya nunca se va, es un amor incomparable con todos los demás y hace que el mundo deje de girar, que el tiempo pare. Empiezas a saber qué es el amor y te das cuanta de que es la persona con la que quieres paser el resto de tu vida, así que, no temas, estoy contigo.
-Gracias...no tengo palabras para ti. Me pregunto porqué no estás aquí.
-Porque tus padres te han llevado de asadero a la playa. Y no tienes la oportunidad de ver a tu familia así de unida muy a menudo.
-Cierto.
-Oye, me despido ya. Voy a salir a cenar con mis padres, ya sabes, típico sábado...
-Vale. Te quiero mucho.
-Infinitamente.


Entro en la casa. Intento no hacer caso y me como una rodaja de kiwi. Miro hacia la ventana. Las nubes se deslizan por el cielo. El sol viene y se va, esta anocheciendo. Papá esta recogiendo ya todo, aunque un poco desorientado. Nos reímos cuando intenta poner en marcha el cortacesped sin conseguirlo, pero a él no parece importarle; se limita a encogerse de hombros como si en el fondo no quisiera cortar el césped.
Me recuesto en el sofá. Estoy cansada, y técnicamente no he hecho un gran esfuerzo hoy; pero me quedo dormida. Cuando desperté yacía en el coche de mi padre, tapada con una cálida manta.  Miré hacia la ventana, aun pestañeando, admirando la plateada luz de la luna que se proyectaba en el océano. Me pregunté si Luis estaría pensando en mí, ¿me echaba de menos?, ¿sentiría esas ganas de besarme? tantas preguntas que solo podía responder él. Aunque, estoy llegando a la conclusión de que, si me ama, me ama más que a nadie, ¿no?, es decir, mi amor es distinto, es impulsivo, mágico, sincero, bonito, desgarrador. Son esas ganas de querer, de impotencia al no poder expresar con palabras lo que se siente, las sonrisas incontroladas cuando aparce, sospechosas mariposas o hormigas, yo que sé. Pero es grande, te deja cao cuando llega. Y es entonces cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, y entonces, quieres que el resto de tu vida comience lo antes posible.

viernes, 24 de febrero de 2012

Felicidad absoluta.

Después de una mañana larga,  en el que Luis y yo hemos recorrido las calles de la ciudad en busca de compras para el cumpleaños de su hermana, decidimos ir a la playa, entrelazamos nuestras manos y contemplamos como los gaviotas vuelan sobre el océano. Estamos en Mayo, así que ya hace calor. Nos tumbamos en la arena, encima se una toalla fucsia que ha traído Luis. Me maravilla la forma tan fácil que tiene de organizar todo con constancia, el saber estar, su forma correcta de sentarse y las expresión de su cara cuando sonríe picarescamente y me invita a tumbarme junto a él.  Le hablé de cuánto me gusta el mar, lo relajante que me resulta el sonido de las olas al chocar contra las rocas, y lo bonito que resulta estar abrazo con la persona que más quieres en este mundo, junto a ese mar y ese sonido, aunque no hay sonido más precioso que su voz. 


Cuando acabé, me besó, y probé una vez más la dulzura de sus labios.
-Un día nos casaremos. 
-¿Es una promesa o una advertencia?- le dije con picardía.
-Tómatelo como quieras..
-Entonces tendrás que prometerme...que si un día, por cualquier razón no estamos juntos, volverás a buscarme para cumplir tu promesa...
-Trato hecho.
El cielo ya se teñía de anaranjado cuando nos dirigimos de vuelta a casa.  Mientras caminamos me pregunté si debería cogerle la mano, pero al final no lo hice, no hizo falta, él lo hizo. Aunque llevábamos bastante tiempo juntos, no me cabía la menor duda de que estaba con un chico excepcional.
Decidimos cenar algo antes de irnos a casa. No sé qué era lo que a Luis se le pasaba por la cabeza, pero sus facciones iban tiñéndose de satisfacción mientras entrábamos a un bar, con unos bancos de madera, algo desgastados por el tiempo. Nos sentamos en una mesa al lado de la ventana que daban vistas al mar. La mayoría de las personas que estaban en aquel lugar tenían aspecto de ser personas que trabajaban duro para ganarse el día a día. Caras cansadas deseando llegar a casa tras un día largo de trabajo, pero que han hecho un esfuerzo de venir para tener contentas a su pareja, personas que están solas, y aun así vienen aquí para encontrar algo de paz en uno mismo, o eso creen ellos. 
-Me gusta esta clase de sitios-dijo
-Está curioso. Parece uno de esos sitios en los que ha pasado muchísimas generaciones, y que sigue intacto. Seguro que aquí ha surgido más de un primer amor, o alguna ruptura, o alguna celebración, secretos...
-Jajajaja tú siempre tan imaginativa. Bueno, veamos por qué es famoso este lugar...
-¡Por los langostinos!
-¡Qué lista es mi chica!- dijo con tono de picardía- Pues los langostinos cocinados de cualquier forma son riquísimos.
-¿Tú de qué forma lo prefieres?
-Fritos.
-Pues hecho.- Cerré el menú.
Cogí una servilleta y la enrollé, jugueteando con ella. 
-¿A cuántas chicas has traído aquí?
-¿Incluyéndote a ti? mmmmmmm... -Me miró con cara de pensativo- ¡diez!.
-Oh, me esperaba más.- Le sonreí. Sabía que no había estado con ninguna otra chica.
-Solíamos venir mis amigos y yo, cuando terminábamos de correr unos cuántos kilómetros y queríamos picar algo. 
-Mmmm algo que probaré dentro de nada.
El camarero se acercó a nuestra mesa y pedimos la comida. Cuando preguntó qué queríamos de beber, Luis me dio paso a mi para que eligiera primero. 
-Piña colada, por favor.
-Coca-cola para mí, gracias.
Se fue el camarero e iniciamos una conversación placentera, que no interrumpimos ni tan sólo cuando nos sirvieron las bebidas. Hablamos de nuevo sobre la vida, los planes de futuro. Parecía tan fascinado imaginando como sería su vida dentro de 10 años. Me preguntó como había sido mi infancia, algo que nunca me había preguntado. Le conté que fui una niña tímida, tranquila, que siempre he tenido exceso de imaginación. Me escuchaba con atención, haciéndome preguntas de vez en cuando, y me di cuenta de que le gustaba oírme, que las cosas que le contaba le parecían interesantes y que mi vida pasada le resultaba significativa. Me gustaba estar en un lugar como ese con él, y quería pasar más tiempo así. No solo esa noche, sino también el día siguiente y el próximo. Todo. Quería sentir desde su sonrisa, hasta la forma inteligente con la que me hablaba y si evidente interés por estar a mi lado. Pero pasar un rato con él, también hacía que me diera cuenta de lo sola que me había sentido todo este tiempo, pero era cierto. No había sensación alguna como el rose de sus manos, o la tranquilidad que transmitía estar a su lado, su olor, la revolución que sentía mi cuerpo cuando él sonreía. No cambiaría ni un solo momento de esa absoluta felicidad. 
-Bueno, llevo todo el rato hablando, te toca.
-Es que eres muy parlanchina.
-JA  JA. Lo sabes casi todo sobre mí, cuéntame algo que no sepa de ti.
-Sabes todo sobre mí. Sabes cuántos años tengo, qué estudio. También sabes que odio beber alcohol, sabes que vivo en un apartamento porque mis padres no han podido crear la casa que les hubiera gustado y que todos los veranos viajo a un lugar diferente del planeta. 
-Quiero saber más de tí.
-Bueno, también sabes, que estoy loco por tus huesos. Que si te paras a escuchar, está sonando nuestra canción favorita, que mañana es nuestro aniversario. Que tú has sido la primera chica de la que me he enamorado, y que no me importaría pasar el resto de mi vida, contigo. Que me encanta cuando estamos acostados sobre la hierba, tocándome el pelo, mirando las formas curiosas que forman las nubes. Me hace sentir como si el tiempo no pasara, pero pasa y en realidad me da igual que pase, solo quiero que sea contigo. Me da igual empaparme bajo la lluvia o que me caiga un rayo o que me pille el fin del mundo, pero por favor que sea contigo...
Me quedo callada durante unos instantes.
-Ves, esto es lo que yo quería recordar de tí.
Salimos del bar, fuera corre la brisa y huele a sal. Me noto muy cansada, aunque ha sido un precioso día ya va siendo hora de descansar. 
Cogemos el último autobús que pasa por esta parada. Tarda 45 minutos en llegar, así que me acurruco en sus brazos y siento como el cuerpo se relaja hasta quedarme dormida.
Es curioso como es el tiempo de relativo. Sé que no soy la primera en darse cuenta, no tiene nada que ver con la energía ni con la masa o la velocidad de la luz  ni nada similar. Más bien tenía que ver con el lento transcurso de las horas mientras esperaba a verlo toda la semana, y lo rápido que pasaban cuando el estaba cerca. Después de que llegáramos a la estación, nos despedimos con un cálido abrazo y un beso. 
Me pasé el transcurso del recorrido a casa pensando en él. En el día que habíamos pasado, insuperable. Pocos días podrían superar a este, siempre y cuando no sea a su lado. Porque con él cada día supera el otro. 
Llego a casa, y mamá esta sentada con Sara viendo la televisión, papá, como siempre, durmiendo.
-Por fin has llegado.
-He pasado un estupendo día, no la cages con tus argumentos.
-Tampoco es para que emplees ese vocabulario. 
Me voy a mi habitación sin seguir replicando, ha sido un gran día para desperdiciarlo discutiendo. Me di un largo baño. Cuando quedé oliendo a limón, me metí en la cama y solo vuelvo a tener ganas de decirle: ''Mírame, coge mis manos y acarícialas, pasa tus dedos sobre mis parpados y ciérralos, tócame el pelo y despéiname. Cógeme la nariz y mordisquéala, besa mi vientre y hazme cosquillas, rodea mi cuello pero solo con los labios, recorre mi espalda mientras me escribes palabras con la yema de tus dedos, cuenta uno a uno los lunares de mi cuerpo con tus besos. Aquí me tienes frete a ti tal como soy tal y como tú quieras''.

jueves, 12 de enero de 2012

1

Sentada en la cama, esperando a qué sea la hora de verte, me pregunto si vale la pena luchar por algo que se está debilitando...cuando llegas al límite..¿Cómo se sabe?, ¿De verdad se pueden perder todas las esperanzas?. Te quiero, y eso es lo más claro que tengo, pero no sé si es lo que me merezco, si es contigo con quien debo estar. Es eso del ''debo''-''quiero''. ¿Qué es lo correcto?.


Miro el reloj, y ya se ha echo la hora. Recorro todo el pasillo, mi abuela ha venido y ha traído bizcochos de chocolate, esos que tanto me gusta comer con una buena película. Tal vez esta noche lo haga, si todo sale bien. Al salir de casa, me paro a mirar ese sitio donde vivo, esa calle desierta por la que nunca suelen haber niños correteando, ni hay exeso de ruído. Mis vecinos han envejecido, el pelo rojo de una mujer ha pasado a ser marrón oscuro, las arrugas han aparecido en su piel, el hombre cuarentón se ha quedado calvo y otros ya no los recuerdo. Pero... el silencio de esta calle, el viento, el paisaje...no cambia, ni el simple color de alguna pared. Y eso me gusta.


Al llegar a nuestro banco estas ahí, sentado, con ese jersey azul y tu cara pensativa que tanto me gusta. Tus manos en los bolsillos del pantalón, seguramente porque hace frío, y odias que tus manos lo estén. Sonrío, y me toca decirte que tiemblo al verte. ¿Esa senzación de que te tiemblan las piernas?, la voz se te corta, el corazón late rápido... todo eso siento aun al verte. Me miras, te levantas y vienes con esa dulzura tuya. Me abrazas con fuerza y yo te sigo. Me besas, y entonces siento que nada mejor puede pasar. Es increíble la fuerza que tienes sobre mí.


Caminamos por estas calles, nos damos cuenta de que ha pasado inesperádamente un carrito de helados, así que nos acercamos a comprarnos uno. De chocolate, por supuesto. Te ríes de mí porque se me desrrite el helado, y yo te mancho la nariz con él. Nos reímos a carcajadas, y una pareja de anscianos nos miran con sorpresa. Pero me da igual, estoy a tú lado, feliz, desde hace tiempo no estábamos así. Y creo que sí, que pueda que seas mi talón de Aquiles, esa parte de mí que siempre va a ser débil, incontrolable. Esa con la que fácilmente puedes herirme, pero que no me importa tener que curarme la herida mil veces. Y sí, también puede que me puedan as ganas, los besos, tus labios, el lunar de tu frente, no sé. La forma en la que me miras, en la que me tocas o el ruidito que producen tus labios cuando me das un beso. Tus comentarios indecentes, la forma de interrumpir, de ponerme nerviosa, la tontería que tienes encima, el que te estoy ganando, tus mensajes, la forma maligna de la que te ríes de mi o tus manos alrededor de mi cintura. Si tuviéra que plasmar esto con algún sentimiento, lo plasmaría como mi ''auténtica felicidad''.
A anochecido, se han encendido las luces y todas las personas se han ya marchado. Quedamos tú y yo, depié, junto a un árbol. Nos besamos, tus manos están recorriendo mi espalda, siento como sube el ritmo de tu corazón, y también el mío. Mordisquitos en el cuello y caricias que recorren todo el cuerpo... Así es la forma en la que pasa el tiempo, y yo siento que estoy perdiendo el control, más no quiero parar de besarte. De repente, algo nos ilumina, y vemos que el guardían está a punto de cerrar el parque. Nos damos la mano y decímos ''Adiós'' educadamente. Lo cierto es que es también la hora de irnos, como siempre, la despedida es  lo más difícil, ese momento en el que tienes que soltar su mano, y darle ese último beso.
-Te quiero.-dices.
-Yo mucho más.
-Jajaja, no me apetece discutir contigo ahora...
-Yo no quiero discutir nunca más, no soporto vernos como hace unas horas...
-Yane...solo quie...
-¡Shhhhhh!, no digas nada porfavor, no esta noche, al menos. Quiéreme a mí, con eso basta.
Al llegar a casa, me doy cuenta de que tu olor se ha quedado en mi ropa, en mis manos. Me tumbo en la cama con una gran sonrisa, acerco mi chaqueta y huelo tú olor...
Me doy cuenta de que quizás solo tenga que mirar hacia delante. Todos los caminos que nos quedan por descubrir, o quizás no, pero juntos, eso sí. Cuando lo sabes de verdad, como lo sabemos ahora, no puedes explicarlo, simplemente lo sabes, y sé que los descubriremos juntos, te lo prometo. A lo mejor no es el camino más fácil, ni el mas correcto, pero es el nuestro.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Presentimientos

Al llegar al sitio de todas las tardes en las que quedamos, Clau se tira a mis brazos y me susurra: ''Ya era hora de que salieras de nuevo..''. Sonrío, en realidad tiene razón, lo necesitaba, necesitaba esto, estar allí, sentada en una banco riéndonos de algo sin sentido y comiendo gominolas.
Marta y Clau están sentadas en un banco, solas, parecem disgustadas y creo que están discutiendo... me acercaría a preguntar pero Dani me ha mirado con cara de : ''Mejor no vallas'', así que me quedo donde estoy.  Aparece el mejor amigo de Luis, que raro, todo no podía ser tan perfecto. Nos saluda, se queda mirándome.
-¿Y Luis?.
-Estudiando.-Le digo lo más secamente posible.
-¿Sabe que estás aquí?.
-Sí, ¿por?
-Por nada... pero no sé, me extrañó verte por aquí sin él.
-¡Ella no es pertenencia de nadie!- Le grita Dani.
-Ya lo sé tio, pero sabemos como es Luis...
No digo nada. Empiezo a entrar en mi comedura de cabeza. Se sienta Clau a mi lado.
-¿Qué tal?.
-Bien...supongo ¿y tú?- la noto rara, así que le pregunto.
-Bueno...acabo de discutir con Marta...
-¿Por qué?
-Pues porque la noto distanciada desde hace tiempo, y solo quería ver si todo estaba bien...y ella se ha puesto a la defensiva diciendo que yo me había alejado de ella...pero yo pienso que no, que hemos sido ambas...
-¿Distanciado?, pero si siempre habéis estado juntas...no creo que por esta bobería estéis así.
-Ni yo...pero a veces es un poco cabezota...y no entra en razón, en fin, ¿y tú porque estas aquí sola?.
-No lo sé, empezé aquí a pensar y..me aislé jajajaja.
-¿En qué piensas?
-¿Hace falta que lo diga?
-¿Luis?
-Obviamente....¿sabes? últimamente le doy muchas vueltas a la cabeza...pensando si esto vale la pena...si de verdad somos el uno para el otro...¿nos complementamos bien?. Me gustaría que el tiempo fuera más rápido, poder ver si este amor que me consume es bueno o si terminará tan desastrozamente, como en esas pelis en las que acabas comiéndote tus propias lágrimas y sientes ese punzante molestia al lado izquierdo del pecho...
-No pienses que el tiempo responderá tus preguntas, no resuelve dudas, si lo hiciera, todo sería demasiado fácil, el tiempo simplemente pasa. Nosotros mismos somos quien cambiamos el recurso del tiempo, aunque sea inconcientemente...todo cambia porque quitamos de un lugar algo que nos molestaba y ponemos otra que reemplaze ese dolor....
-Odio que tengas razón....pero entonces, si el tiempo no resuelve nada y somos quienes actuamos....¿cómo sabemos que reemplazando eso que causaba daño no añadiremos algo que nos lo haga aun más?, ¿y si nos arrepentimos de la elección y luego es demasiado tarde?.
-Arriesgándote. Y dime, ¿podrías vivir toda una vida pensando en si lo que haces es lo correcto? Puedes arriesgarte y descubrir que estabas viviendo algo que no tenia sentido y que, con el paso del tiempo te darías cuenta que no se puede vivir intentando hacerle el boca a boca a algo que murió tan pronto fue existente...
-Puede...pero me da miedo arriesgarme...otra parte de mí me dice que es algo irremplazable en mi vida.
Nos sentimos interrumpida por la precensia de Elena, una chica de nuestra clase, simpática y agradable pero aun así un poco creída y un poco egocéntrica. Cuando se va, nos damos cuenta de que es la hora de marcharnos, así que nos acercamos al grupo y decimos adiós. Clau se va con su hermana Irene, que es un año más pequeña que ella y se odian a muerte, por lo que tengo entendido. Me doy cuenta que ni Clau ni Marta se dicen adiós, miro a Dani y el me hace una mueca de: ''no tengo ni idea''.

Justo cuando estoy entrando por la puerta de casa, me suena el movil. SMS de mamá, llegará tarde así que tengo unas horas para poder estar sola, como tanto me gusta. Como todas las noches, enciendo el pc, pongo mi música relajante y me conecto.
Pasa un largo rato hasta que Luis se conecta. No me habla, así que decido hablarle yo. Sigue sin contestarme, o me está ignorando o está ocupado. Le doy un toque, dos, tres...diez... y nada. Me empiezo a poner histérica, dejo que pase 15 minutos, pero aun no obtengo respuesta, así que como una emparanoyada lo llamo... 1 toque, 2 toques..
-¿LUIS?
-¿Qué?- Su tono suena a enfadado.
-¿Por qué no me respondes?
-Porque no quiero saber nada de ti.
-¡Ah! ¿Y se puede saber porqué?
-Porque eres una mentirosa.
-¿MENTIROSA PORQUÉ?-Empiezo a subir el tono de voz.
-Porque no me dijistes que ibas a salir y yo no salí así que tú tampoco deberías haber salido....
-¿Que estúpideces estás diciendo? En primer lugar sí te dije que iba a salir, ¡hasta te dije si querías venir conmigo y me dijistes que te quedabas estudiando! y en segundo lugar yo tengo derecho a salir de vez en cuando con mis amigos, mi vida no se resume a ti, ¡que lo sepas!
-Pues si yo no soy tu vida, ¡no se que coño estás haciendo conmigo!
-Luis, no vallamos a empezar como siempre, no empiezes a decirme que te deje y tus boberias porque no, porque estoy cansada ya de eso. ¿Si tú decides no salir entonces yo tampoco puedo?
-Pues no deberías, porque eres mi novia y si yo no salgo deberías quedarte en casa por respeto hacia a mí, a saber que estabas haciendo con todos esos machangos amigos tuyos. ¡Ni pensarlo quiero! ¿A cuántos tíos te ligastes eh? dime, como una cualquiera sacandote fotitos con todos, ya me imagino el tuenti petado de fotos...
-¡Mis amigos no son unos machangos!, además estaba tu amigo por allí...puedes preguntarle a el si estube de tonterías con alguien..
-Ya sé que estubo mi amigo ahí, ¿Cómo crees que me enteré de que salistes? porque por tí no fue....
-Vale Luis, lo que tú digas...llevándote la contaria no voy a conseguir nada. ¿Qué tengo que hacer para que estés bien?.
-Preguntarme antes de salir si puedes o no...
-De acuerdo...

Después de todo esto, se quitan las ganas a todo, mañana veré a Luis, que es lo único que me reconforta...
Rompo a llora ren la cama, aun sabiendo que lo he arreglado con Luis, pero me consume la manera en la que tenemos que solucionar las cosas, siempre soy yo la que da el brazo a torcer y no quiero pensar que esto me esté haciendo perder algo de dignidad, aunque se dice que siempre hay que luchar por lo que se quiere...y yo quiero a Luis...
Tantas dudas en mi cabeza que sin darme cuenta me voy quedando dormida...y deseo que todo esto sea un profundo sueño y que cuando despierte todo haya recuperado su magia...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Reflexiones

He hablado con Dani 2 horas, me he desahogado, siento que tengo una carga menos encima. Hemos quedado para estar tarde con Clau, Marta y algunos más. Dani me dijo que invitara a Luis, pero no sé si debo ser yo quien lo llame...el no me ha dado ninguna señal desde hace 2 días. Sí, no, sí, no, sí..no...sí...me muero de ganas, así que cojo el móvil y lo llamo.
-Hola guapa.
-Hola..
-Jajaja. ¿Cómo estás?
-Aquí, ¿Y tú?
-Bien, he estado estudiando ...por eso no te he contestado.
-Ah..¿no tenías ni cinco minutos?
-Yane...tengo muchos exámenes y son muy importantes.
-Sí, lo entiendo, ¿pero ni para para 5 minutos?
-Lo siento.
-Bueno, ¿quieres venir esta tarde a dar una vuelta?
-Tengo que estudiar Yane...
-Vale.
-No te enfades...
-No,no.
-Bueno me voy, te quiero.
-Y yo.
Me da mucha rabia, pero intento no cabrearme más. Me doy una ducha y vuelvo al pc. Veo a Carlos conectado, le hablo. me habla, hablamos de muchas cosas. Es extraño, con Carlos no tengo una converzación forzada, siempre hay temas y me siento agusto. Me río muchísimo y siempre tiene una respuesta para algo, como antes con Luis...ahora todo es raro. La rutina nos está matando o eso creo.
-Yo creo que el amor no es lo más importante....
-¿A no?, ¿Por qué?
-Pues porque todo acaba, y las personas suelen engancharse tanto a alguien...que no son capazes de ver cuando esa relación se ha acabado y confunden amor con rutina...y creen querer, pero no quieren...y lo peor de todo es que se creen la mentira...
-Por ahora a mi no me ha pasado eso...
-O no te has dado cuenta...
-Jajajaja, ¿por qué lo dices?-me quedo dudando.
-Pues no lo sé, tu relación es algo rara...ese tio, Luis...no veo que te quiera tanto.
-Ah...pues yo creo que sí
-Tú estás enamorada, por lo cual, estás ciega.
-Eso ya lo veremos....
-Exacto. Jajaja, bueno ¿tú no dedicas tu tiempo a algo?
-Jajaja, pues...no que yo sepa, nada interesante.
-¿No te emociona nada?
-Sí, el ballet es algo que siempre me ha gustado, pero no me atrebo a practicarlo...
-¿Por?
-No sé, soy vergonzosa y no sé que pensarán de mí, a mucha gente le parece estúpido.
-Jajaja, Yane, no aprendes, mira, habrá gente ahí fuera que no soporte lo que haces, pero ¿a quién le importa?. Confía más en ti, y confía menos en los demás.
¡Cuánta razón tiene!, parece tan sabio...es un gran amigo sin duda, no sé ni como a pasado, pero es alguien con la que cuento día sí y día también. Al igual que con Lorena. Esa niña es un cielo. Me comprende a la perfección. Me gusatría verla, pero esta liada con los estudios y no tiene mucho tiempo...aunque hemos prometido vernos pronto al acabar el trimestre. Así que nos limitamos a hablar por teléfono y por pc.
Creo que me vendrá bien salir esta tarde con los chicos, me hace falta despejarme y quien mejor que ellos cuando no tengo el apollo de Luis... en fin. Parece que esta agonía no acaba, que los problemas siguen y siguen sumando...un círculo vicioso que parece no querer romperse, una montaña rusa a la que subo y bajo a 200 Km y que no cesa su velocidad. Odio querer con todo el alma, odio sentir que sin él no puedo seguir, aunque en realidad sé que si puedo, per no quiero. Odio rechazar posibilidades de querer a alguien más cuando sé que en cualquier momento puedo volver a sentir atracción si dejan de valorarme. Es como eso que dicen de los peces, solo tienen 3 segundos de memoria y si tardan 3 segundos en rodear la pecera, todo es nuevo otra vez, cada vez que 2 peces se ven es como la primera vez. A nosotros nos pasa eso con el amor. Cuando nosotros nos enamoramos... es como si fuera la primera vez... una reacción química-física nos hace reemplazar los recuerdos dolorosos de la última ruptura y decimos: ''¡Vaya!, ¡Esto es genial!, ¡recuerdo esta senzación! y decir: joder, esta sonrisa está provocada gracias a tí... esos detalles que hacen que la vida valga la pena...y así volvernos a enamorar.
Mientras reflexiono, me he preparado sin darme cuenta y Dani, ya ha tocado el timbre y entrado a mi habitación. Le doy un fuerte abrazo, él me corresponde. Me despido de mi madre y cojo las llaves. Dani y yo salimos riéndonos y contándonos todo lo que no hemos podido hablar, algo más deshaogada tras mi larga reflexión.

lunes, 29 de agosto de 2011

Dudas

Mierda, anoche me quedé hablando con Carlos hasta las 3 de la mañnaa y hoy tengo muchísimo sueño, no sé que tiene ese niño pero puedo pasarme horas hablando con él y cuando me doy cuenta es tardísimo. La verdad es que se está convirtiendo en un apollo fundamental para mí. Me da muchísimos consejos aunque no los llevo a cabo muchas veces...
Por fin logro levantarme de la cama, perezosamente me lavo la cara, recorro el largo pasillo hasta llegar al salón, donde está Sara viendo los dibujos, típico, me recuerda a cuando nos sentábamos las dos a ver películas de disney a las 8 de la mañana y así cada finde, ella tan solo tenía 3 años y yo 8...y eramos felices, las espectativas cambiaron con el tiempo, crecimos, yo más, admito que he sido yo la que me he apartado de todos, pero siento frialdad...y no sé el porque, como de costumbre. Aunque me gustaría volver a hacer esa niña pequeña que se preguntaba como sería de mayor...o cuando soñaba en ser princesa, o en tener poderes mágicos, o cuando pedía deseos a las estrellas, cuando el mayor problema era no saber que historia inventarme para volver a jugar...
Le sonrío tiernamente y Sara me saca la lengua, sigo hasta la cocina donde mi madre empieza su cuestionario matutino. ¿Desayunas?, ¿Has dormido bien?, ¿Qué vas a hacer hoy?, ¿Estás de mal humor? ... y a todas esas preguntas, no- no sé.
Regreso a mi habitación, me siento en la cama. Empiezo a pensar. Me doy cuenta que ya no estoy tan segura de si lo que hago es lo correcto. ¿De verdad quiero a Luis tanto como creo?, ¿O es porque he estado tanto tiempo sola?, ¿No me atrae nadie más que él?, ¿Y si él no es mi destino...? Tal vez no sea con quien deba estar...tal vez sí, tal vez dentro de algunos años esté en una playa desierta...con él, con nuestras manos enrredadas, y nuestras sonrias, el agua en nuestros pies, el sol y nuestros labios besándose de vez en cuando...la suave brisa del mar...y nuestros corazones latiendo como uno solo.... sonrío, pero derepente me viene la imagen de Carlos. Ese chico al que nunca he visto, nunca he oído su voz, ni sé nada en realidad de él.    Pero...al pensar en él, me remuevo por dentro.¡Basta! Me levanto y cojo el teléfono. LLamo a Ana. Buzón. Qué raro. Ya no tiene tiempo ni para 5 minutos de teléfono. LLamo a Claudia.
-Hola, ¿está Claudia?
-Hola. Sí, pero no puede ponerse.- Es su hermana, Verónica. - VERÓNICA, ¿ES PARA MÍ?- oígo a Claudia de lejos.
-Mmmm...sí, pero lo siento, no te lo voy a pasar. Adiós.
Cuelga. Me siento en la cama. Valla dos. No las comprendo. Aunque a veces me hacen reir sus peleas.
Suena el teléfono.
-¿Si?
-Hola, mi hermana es estúpida.
-Jajaja siempre estáis igual.
-Pues sí, jajaja. ¿Cómo estás?
-Pues aquí...más o menos. ¿Y tú?
-¿Qué te pasa?
-Ais...no lo sé Clau, si lo supiera...estoy echa un lío. No sé nada de Luis desde el jueves...y hoy es domingo. Ni si quiera un sms, ni un toque. NADA.
-¿Por qué?, ¿estáis peleados?.
-Que yo sepa no, pero como él se molesta por nada...
-No me parece nada bien como te trata a veces. No debería prohibirte nada. Ya vi que no tienes tuenti.
-Si... me lo cerré porque no quiero problemas con Luis Básicamente.
-No lo comparto Yane, tú sabes perfectamente lo que tienes o no que hacer, no tiene porqué mandar en tí.
-No me importa no tener tuenti, enserio... no me aporta nada el tenerlo.
-No es eso, es que es simplemente el que a ÉL no le guste y ya tú vas y lo quitas. Es un posesivo y un celoso, ahora mismo no te va a dejar salir de tu casa.
-Exagerada.... no quiere que me hagan daño...quiere que sea una chica decente.
-¿Y no lo eres?
-No me he parado a pensarlo...
-Pues párate a pensarlo... eres una chica estupenda, agradable, graciosa, guapa, amable, cabezota...pero tonta. Eres tonta de remate...yo pienso que no sabes tomar tus propias deciciones, ni aceptar las réplicas....deberías escuchar más...a veces. Y no dejarte llevar tanto por las opiniones, escucha pero decide por ti misma...
-Bueno, si soy tonta..soy tonta y punto.
-Yane...todos tenemos problemas, pero créme, todos acaban. Me tengo quee ir, tengo comida familiar. Hablamos después, un beso.
Cuelga sin darme tiempo a despedirme. Vuelvo a tumbarme en la cama y le doy un toque a Luis. Pasan 5 minutos. Nada, 15 minutos. Nada, 20, nada. Rompo a llorar como una niña. Odio sentirme así, en días como estos me hace falta una tableta de chocolate y un amigo.
Dani. Lo llamo
-¿Yane?
-Necesito un amigo.