jueves, 12 de enero de 2012

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Sentada en la cama, esperando a qué sea la hora de verte, me pregunto si vale la pena luchar por algo que se está debilitando...cuando llegas al límite..¿Cómo se sabe?, ¿De verdad se pueden perder todas las esperanzas?. Te quiero, y eso es lo más claro que tengo, pero no sé si es lo que me merezco, si es contigo con quien debo estar. Es eso del ''debo''-''quiero''. ¿Qué es lo correcto?.


Miro el reloj, y ya se ha echo la hora. Recorro todo el pasillo, mi abuela ha venido y ha traído bizcochos de chocolate, esos que tanto me gusta comer con una buena película. Tal vez esta noche lo haga, si todo sale bien. Al salir de casa, me paro a mirar ese sitio donde vivo, esa calle desierta por la que nunca suelen haber niños correteando, ni hay exeso de ruído. Mis vecinos han envejecido, el pelo rojo de una mujer ha pasado a ser marrón oscuro, las arrugas han aparecido en su piel, el hombre cuarentón se ha quedado calvo y otros ya no los recuerdo. Pero... el silencio de esta calle, el viento, el paisaje...no cambia, ni el simple color de alguna pared. Y eso me gusta.


Al llegar a nuestro banco estas ahí, sentado, con ese jersey azul y tu cara pensativa que tanto me gusta. Tus manos en los bolsillos del pantalón, seguramente porque hace frío, y odias que tus manos lo estén. Sonrío, y me toca decirte que tiemblo al verte. ¿Esa senzación de que te tiemblan las piernas?, la voz se te corta, el corazón late rápido... todo eso siento aun al verte. Me miras, te levantas y vienes con esa dulzura tuya. Me abrazas con fuerza y yo te sigo. Me besas, y entonces siento que nada mejor puede pasar. Es increíble la fuerza que tienes sobre mí.


Caminamos por estas calles, nos damos cuenta de que ha pasado inesperádamente un carrito de helados, así que nos acercamos a comprarnos uno. De chocolate, por supuesto. Te ríes de mí porque se me desrrite el helado, y yo te mancho la nariz con él. Nos reímos a carcajadas, y una pareja de anscianos nos miran con sorpresa. Pero me da igual, estoy a tú lado, feliz, desde hace tiempo no estábamos así. Y creo que sí, que pueda que seas mi talón de Aquiles, esa parte de mí que siempre va a ser débil, incontrolable. Esa con la que fácilmente puedes herirme, pero que no me importa tener que curarme la herida mil veces. Y sí, también puede que me puedan as ganas, los besos, tus labios, el lunar de tu frente, no sé. La forma en la que me miras, en la que me tocas o el ruidito que producen tus labios cuando me das un beso. Tus comentarios indecentes, la forma de interrumpir, de ponerme nerviosa, la tontería que tienes encima, el que te estoy ganando, tus mensajes, la forma maligna de la que te ríes de mi o tus manos alrededor de mi cintura. Si tuviéra que plasmar esto con algún sentimiento, lo plasmaría como mi ''auténtica felicidad''.
A anochecido, se han encendido las luces y todas las personas se han ya marchado. Quedamos tú y yo, depié, junto a un árbol. Nos besamos, tus manos están recorriendo mi espalda, siento como sube el ritmo de tu corazón, y también el mío. Mordisquitos en el cuello y caricias que recorren todo el cuerpo... Así es la forma en la que pasa el tiempo, y yo siento que estoy perdiendo el control, más no quiero parar de besarte. De repente, algo nos ilumina, y vemos que el guardían está a punto de cerrar el parque. Nos damos la mano y decímos ''Adiós'' educadamente. Lo cierto es que es también la hora de irnos, como siempre, la despedida es  lo más difícil, ese momento en el que tienes que soltar su mano, y darle ese último beso.
-Te quiero.-dices.
-Yo mucho más.
-Jajaja, no me apetece discutir contigo ahora...
-Yo no quiero discutir nunca más, no soporto vernos como hace unas horas...
-Yane...solo quie...
-¡Shhhhhh!, no digas nada porfavor, no esta noche, al menos. Quiéreme a mí, con eso basta.
Al llegar a casa, me doy cuenta de que tu olor se ha quedado en mi ropa, en mis manos. Me tumbo en la cama con una gran sonrisa, acerco mi chaqueta y huelo tú olor...
Me doy cuenta de que quizás solo tenga que mirar hacia delante. Todos los caminos que nos quedan por descubrir, o quizás no, pero juntos, eso sí. Cuando lo sabes de verdad, como lo sabemos ahora, no puedes explicarlo, simplemente lo sabes, y sé que los descubriremos juntos, te lo prometo. A lo mejor no es el camino más fácil, ni el mas correcto, pero es el nuestro.

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