lunes, 9 de abril de 2012

L

El cielo era claro y los rayos del sol se filtraban graciosamente en el agua cuando llegé a la casa de la playa d mi tía. Qué cómodos se les ve juntos mientras se pasan los platos de comida. Mi tío favorito desde niña viene a sentarse a mi lado en el sofá. Me da un fuerte abrazo, lo que me transporta a mi niñez, cuanto echaba de menos estos abrazos que te llenan de energía.  Hay montañas de comida. Papá ha preparado pavo, carne asada,  verduras al vapor y tarta de chocolate. Ha puesto su CD de ''Bob Marley''. Empieza a cantar como un niño, y yo no puedo evitar reírme a carcajadas.  Yo pensaba que mis padres no podía comportarse dignamente en público, pero esta vez me sorprendieron. Se comportaban tal cual son, no había tensión en el ambiente y eso hacía que yo y Sara estuviésemos a gusto. Mamá nos cuenta a todos cómo mi abuelo no aceptaba en un principio a mi padre. No le gustaba que mi padre fuese de clase trabajadora y le prohibían salir con él. Cuenta las millones de veces que mi padre se escapaba en la moto de su hermano y cruzaba la cuidad para poder ver a la salida del colegio a mi madre. Él ríe al recordarlo.
-En ralidad era una población pequeña, pero yo vivía en la otra punta...
-Ya, ya. Sabes que aunque hubieras vivído en Portugal, hubieras cruzado el atlántico para poder verme.- Añade mi madre. Cómo respuesta mi padre la besa. Me sorprende verlos besándose, no recuerdo la última vez que ví tal escena. Después de que mi familia y yo terminásemos de almorzar en la terraza de la casa, me puse a pensar en él. Se había convertido en una costumbre, una rutina, esto de cuando él no está, pensarle a cada instante del día. La tarde transcurre rápidamente. Hemos despejado la mesa y encendido el karaoke. Sara hace unos trucos de magia. Mi madre y mi tía, se pasan la tarde en el sofá con mi prima, Ely, respasando hasta el último detalle su relación con Manu. Incluso hablan de los partos. Papá se ha metido en una converzación demasiado íntima con su hermano. Sara y los demás niños corretean y se bañan en la piscina. Y yo no hago más que darle vueltas a la cabeza. Ya no se trata de si me gusta o no, o si le gusto yo a él, se tarta de mucho más. Del querer que le tengo, estoy absolutamente presa en él.  Me paso la tarde hojeando un libro que me ha regalado mi tío: ''20 pasos hacia delante''. Es de esos libros que te hacen replantearte las cosas, de pensar en tu vida y me gusta porque estoy contenta con la vida que estoy llevando, hasta ahora. Llevo dos horas sentada en esta silla del rincón, apartada de los demás. Sé que me aisla y sé que no está bien pero no sé de qué otra forma comportarme.
Se está haciendo de noche y papá ha encendido todas las luces. Saca cuencos con frutos secos y golosinas. He comido demasiado hoy, y las voces están volviendo a salir. Mamá propone que juguemos a las cartas. Me escabullo sigilosamente mientras ellos colocan las sillas. Estoy harta de paredes y estanterías. Estoy harta del ruido. Cojo mi jersey y salgo al jardín. Hace un poco de frío, pero el aire es puro. Siento como me entra en los pulmones, y eso me sienta bien, me relaja. Mientras camino por el gran jardín recuerdo que, una vez me dijeron que los seres humanos estamos hechos de las cenizas nucleares de las estrellas muertas.  Entonces, cuando muera seré polvo, brillo, llúvia. Si eso es cierto, quiero que me entierren justo aquí, debajo de este árbol. Renaceré como una flor de manzano. caeré en primavera, y seré roja y brillante, la más bonitas de las manzanas. En verano me comerán, alguien trepará por el árbolpara robarme, suducido por mi aroma, mi perfecta forma redonda, mi salud y mi aspecto lutroso. Al menos, en la vida de manzana quiero ser perfecta. Me doy cuenta de que acabo de inventarme una estúpida historia, ni siquiera creo en la reencarnación. Me doy la vuelta y me acuesto en la hierva; estiro los brazos, paso los dedos entre ella y respiro profundamente. En ese instante suena el móvil.
-Hola princesa. ¿Qué estás haciendo?.- Es Luis, me siento al escuchar su voz.
-Hola, te echo de menos. Estoy tumabada en el jardín, tenía calor.
-Jajajaja, ¿te has divertido?
-Bueno, al principio sí, pero luego ya sabes, cada loco con su tema...
-Ya te queda poco para venirte. Oye, ¿Estás viendo las estrellas?
-Sí, hoy se ven completamente bien...
-¿Ves esas tres estrellas en línea?. Es el cinturón de Orión.-Señalo a la punta del cielo, inconsientemente y cáigo en la cuenta de que él no puede verme.
-Oh, ¿cómo lo sabes?.
-Cuando era pequeño, mi padre me contaba historias sobre las constelaciones. Si enfocas con los prismáticos por debajo de Orión, verás una nube de gas gris gigante; ahí nacen las estrellas nuevas.
-Creía que el universo se estaba muriendo...
-Depende de cómo lo mires. También se está expantiendo. Cuando una estrella muere se queda su luz, o eso dicen.
-Como para nosotros, los recuerdos...
Lo oigo reir. Me parece una buena situación para contarle el miedo a que me olvide. Tengo un nudo en la garganta y necesito explotar. Él me escucha y hasta me dice que le gusta oir eso, que me importa. Le confieso incluso mi costumbre de escribir en las paredes cuando he pasado algo que ha marcado en mi vida. No sabía lo fácil que resulta hablar en la oscuridad. Cuando termino, él dice:
-No debería preocuparte que te olvide, Yane.-Luego añade-: Me ofrecistes un amor que nadie más me habia dado antes. Y una vez que recibes ese amor ya nunca se va, es un amor incomparable con todos los demás y hace que el mundo deje de girar, que el tiempo pare. Empiezas a saber qué es el amor y te das cuanta de que es la persona con la que quieres paser el resto de tu vida, así que, no temas, estoy contigo.
-Gracias...no tengo palabras para ti. Me pregunto porqué no estás aquí.
-Porque tus padres te han llevado de asadero a la playa. Y no tienes la oportunidad de ver a tu familia así de unida muy a menudo.
-Cierto.
-Oye, me despido ya. Voy a salir a cenar con mis padres, ya sabes, típico sábado...
-Vale. Te quiero mucho.
-Infinitamente.


Entro en la casa. Intento no hacer caso y me como una rodaja de kiwi. Miro hacia la ventana. Las nubes se deslizan por el cielo. El sol viene y se va, esta anocheciendo. Papá esta recogiendo ya todo, aunque un poco desorientado. Nos reímos cuando intenta poner en marcha el cortacesped sin conseguirlo, pero a él no parece importarle; se limita a encogerse de hombros como si en el fondo no quisiera cortar el césped.
Me recuesto en el sofá. Estoy cansada, y técnicamente no he hecho un gran esfuerzo hoy; pero me quedo dormida. Cuando desperté yacía en el coche de mi padre, tapada con una cálida manta.  Miré hacia la ventana, aun pestañeando, admirando la plateada luz de la luna que se proyectaba en el océano. Me pregunté si Luis estaría pensando en mí, ¿me echaba de menos?, ¿sentiría esas ganas de besarme? tantas preguntas que solo podía responder él. Aunque, estoy llegando a la conclusión de que, si me ama, me ama más que a nadie, ¿no?, es decir, mi amor es distinto, es impulsivo, mágico, sincero, bonito, desgarrador. Son esas ganas de querer, de impotencia al no poder expresar con palabras lo que se siente, las sonrisas incontroladas cuando aparce, sospechosas mariposas o hormigas, yo que sé. Pero es grande, te deja cao cuando llega. Y es entonces cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, y entonces, quieres que el resto de tu vida comience lo antes posible.

2 comentarios:

  1. Me encanta la historia, es preciosa y la manera en que la expresas también es genial. Muchos besitos

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