miércoles, 27 de abril de 2011

Deseo

27, 5 meses. Lo quiero. Es la persona que más he querido en toda mi vida. Hemos quedado a las 4, a la salida de su cole. Tengo previsto ir a hacerme un cambio de imagen. Voy a cortarme el pelo. Lo tengo casi llegándome a la cintura y quiero cortármelo por debajo del hombro, con el fleco a un lado. Estoy harta de tener siempre la misma cara, un cambio de aires vendría muy bien. Son las 15:00. Hora de irme. No hay nadie en mi casa, así que cojo las llaves y me voy.
Cuando llego a la peluquería veo que hay 2 señoras mayores antes que yo, miró el reloj, ¡puf!, puede que no me de tiempo. Me acerco a mi peluquera en especial y me dice que me espere 5 minutos. Genial.
15:45. Termina de cortarme el pelo, abro los ojos y me veo en el espejo. Me veo rara, pero me gusta. Me siento bien. Saco una de mis pocas sonrisas y le doy las gracias a mi peluquera.
16:00. Ahí está, riéndose, me produce un escalofrío, inquietante, exitante. Me ve, me sonrie, se acerca, me besa, con su mano rodeándome mi cintura.
-¡Felicidades princesa!.- Me vuelve a besar, pero esta vez de una forma curiosa.
-Jajajaja igualmente.
- Oye, tengo que pasar por mi casa a dejar la maleta, ¿me acompañas?.- Me quedo pensando un momento. Luis, su casa, yo.
-Ehmm... claro. ¿Por qué no?, así me la puedes enseñar jajajaja.
Caminamos hablando de todo, me rio de sus chistes malos y el se ríe de mi cara roja como un tomate cuando me deja en vergüenza. Me quedo miándolo atontadamente, y tropiezo en la acera. Me agarra a tiempo de pegarme un porrazo contra el suelo. Me sonrojo, él se ríe picarezco y me dice: ''mi niña''... me encanta cuando pronuncia algo, referido a mi, me llena. 
LLegamos a su casa. Es un piso en el centro de nuestra ciudad. 2ºB. Me encanta, es tan acojedora...y huele a tranquilidad. Me enseña todas las habitaciones, la de su hermanita, llena de princesas y de colorines. Vamos a la suya y encendemos el pc. Nos ponemos a ver vidios de risa, nos reimos a carcajadas, luego ponemos canciones de baladas, de las que nos dedicamos mutuamente sin decirlo. Empezamos a hablar de lo que sentimos...
-¿Alguna vez has pensado que tu vida no tenía sentido-pregunto.
-Siempre, pero de pronto apareció un precioso y necesario motivo para darle sentido a mi existencia.
-¿Y cuál es ese precioso motivo?
-Tú. 
-Y...¿cómo te distes cuenta de eso?
-Pues...Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, quieres que el resto de tu vida comience lo antes posible. Cuando sientes que no puedes seguir sin ella, cuando 5 minutos hablando con ella, dan sentido a las 24h del día. Cuando una sonrisa basta. Cuando ya no ves otro sentido..sino es ella...
-Te quiero, por todo esto. Por esta magia, nunca pensé que nadie me fuera a querer tal y como soy... pero tú...tú aparecístes y cambias todo, giras 360º, ¡que digo!, 8932877º...porque el amor ya no es un drama, sino magia,  de repente se convierte en la cosa más simple y bella del mundo y todo encaja a la perfección. Y tu realidad es exactamente como la habías imaginado. Entonces, las ideas que te faltaban, aparecen...¿Sabes? yo fui una niña con miedo , me asustaba todo y nada, podía enfrentarme a cualquier cosa, pero siempre con miedo y así hasta hoy, pero estoy segura de que puedo avanzar por donde quiera, porque estás tú a mi lado.
-Tú siempre con tu ideología de la vida...me encanta eso de tí. Siempre dejándome sin palabras. Te amo. 
Nos empezamos a besar. Su mano en mi cintura, Luis y yo en la misma cama. Los besos lentos se vuelven rápidos, y las manos se vuelven traviesas...mis latidos se aceleran. Su cuerpo y mi cuerpo, pegados, tanto que siento su carlor en el mío o no sé si es el mío en el de él. Me muerde el labio, no sé por qué, pero suspiro. Su mano empieza a subir por mi espalda, levantándome la blusa poco a poco...hasta que se desprende de ella. Yo hago lo mismo. Me besa el cuello, suavemente. Nos miramos, su mariada es puro deseo y la mía, sé que también. Lo deseo. Suena su teléfono. Su padre.
-¿Papá?, ¿qué pasa?.
-Hola. Sólo era para decirte que ya voy para casa.
-Ah.- Me haces señas para que me vuelva a poner la blusa.- Yo ya me iba a salir un rato. Volveré a las 22:30.
Me rio.
-Uf...por poco.
-Sí... ¿Te apetece ir a comer algo?.- Dudo un instante.
-Ehmm...vale..
Mientras me pongo la blusa, me da un beso y me susura: ''me encantas''.
Salimos de su casa y vamos a comer algo. El resto de la tarde pasa como siempre, entre risas en nuestor banco, pero sin decir una palabra de lo que ha pasado. Aunque, ambos, deseamos saber como termina...

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